viernes, 4 de mayo de 2012

Galera

La Galera es un barco impulsado por la fuerza de los remos, y en ocasiones por el viento; por eso poseía una o más velas grandes.
Era indudablemente en cuanto a su forma el eslabón entre la Navis longo romana , la galera de los siglos XV y XVI y los barcos de vapor. Muy semejantes sus condiciones respectivas en lo tocante a su ligereza, fue también muy semejante su destino en las armadas de tan distintas épocas sirviendo en todas ellas de naves auxiliares y exploratorias.
Las dimensiones de los mayores barcos de esta especie en las fechas últimamente citadas eran: eslora, 140 pies: manga, 20: puntal, 9. Hasta el siglo XVI en que se perfeccionó el uso de la artillería a bordo de las embarcaciones, iban armadas las galeras de un espolón a proa (el rostrum de la nave romana) hecho de bronce o de madera reforzado con zunchos de hierro y colocado muy bajo, casi en la línea de flotación con el objeto de desfondar el barco enemigo a quien embistiesen. Sobre la cubierta de la galera iban dispuestos a una y otra banda los bancos de los remeros existiendo una división, llamada crujía, que permitía ir de la popa a la proa: en este paso se colocaba el cómitre o nostromo (hortator entre los romanos) para vigilar y animar a los remeros.
Había galeras que llevaban uno, dos y tres palos variando según el tamaño así como en el número de remos desde la más pequeña que tenía 20 por banda hasta las cuatro galeras portuguesas que fueron con la Armada Invencible, cada una de las cuales contaba 306 remeros. La longitud de los remos era de unos 50 pies próximamente que se manejaban apoyando el primer tercio en las postizas o piezas rectangulares de madera adosadas por fuera de la embarcación, una por cada costado y que corrían a lo largo desde los yugos de popa hasta los del brazal o de proa. Las más antiguas galeras tenían las velas cuadrangulares, siendo la más grande la del trinquete, aunque después eran latinas y la vela del trinquete fue más pequeña que la del palo mayor. Unas veces, a imitación de las naves romanas, tenían parapetos en los costados, gruesas planchas o una serie de paveses o escudos que servían de abrigo en el combate a remeros y soldados; y otras, altos castillos a popa y a proa desde donde arrojaban las flechas, dardos y aun el fuego griego

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